viernes, 29 de marzo de 2013

Librarse de los suplementos



Los suplementos dietéticos no pueden ser sustitutos, sino un complemento a lo que nos pueda faltar o un pequeño empujón para lograr nuestras metas. En mi caso, he probado durante mucho tiempo los multivitamínicos, los batidos de proteína y también omega-3 y creatina. He llegado a compaginarlos durante una larga temporada con la paleo dieta pero he terminado por eliminarlos. Dentro de una dieta paleolítica son prescindibles totalmente aunque, insisto, tanto estos como otros pueden ser útiles como una pequeña ayuda según la persona. Voy a hablar un poco de todos ellos y también de la vitamina D, que muchos autores recomiendan consumirla aún con dieta paleolítica.

-Multivitamínicos: en un intento por intentar evitar carencias, durante mucho tiempo consumí este producto, de distintas marcas. Me sentía seguro haciéndolo y además era un gesto muy sencillo: tomar una cápsula al día. Su consumo no entraña riesgos ya que las vitaminas o minerales (muchas fórmulas también los incluyen) vienen en dosis controladas. Esto implica que aquellos que puedan resultar tóxicos en exceso (por ejemplo las vitaminas liposolubles, más difíciles de eliminar que las hidrosolubles) vienen en cantidades inferiores a lo que se recomienda cada día. Yo, que suelo analizar con frecuencia mi sangre, acabé extrañado en varias ocasiones porque parecía que mi hígado estaba produciendo demasiadas transaminasas. Estaba en un límite seguro, pero por encima de lo recomendado. Me preocupaba y se repitió en varias ocasiones. Una vez, el médico me dijo que para la siguiente prueba que hiciese dejase cualquier medicación o suplemento. Solamente eliminé el multivitamínico y... resultados perfectos. Tiempo más tarde descubriría que algunos componentes, como el ácido fólico, pueden dañar el hígado. En este caso concreto, el hígado puede procesarlo, pero sólo en pequeñas dosis, realmente inferiores a las recomendadas. Lo ideal, como siempre, es consumir alimentos que contengan el componente correcto, que sería la vitamina B9, en lugar del ácido fólico. Así no se sobrecarga el hígado.

-Batidos de proteína (de suero): fáciles de preparar y llevar, sabores a elegir, baratos (en comparación con la proteína en alimentos de verdad), seguros. Tienen una lista interminable de ventajas. Generalmente se toman después de entrenar, aprovechando que es el mejor momento para que hagan su trabajo: reparar el músculo. Son proteínas extraídas de la leche pero sin lactosa ni caseína (la proteína problemática de la leche). El proceso de extracción es más o menos natural, aunque no lo es el procesado posterior, en el que se añaden múltiples ingredientes como edulcorantes artificiales o antiaglomerantes. Multitud de estudios prueban que estos batidos funcionan. He dejado de consumirlos, sin embargo, porque no creo necesario ese aporte extra de proteína en mi caso particular, ya que cubro mis necesidades diarias sin problema y, actualmente, no tengo gran deseo por ganar masa muscular. Me conformo con crecer poco a poco. Estos batidos no entran dentro de la dieta paleolítica debido a la síntesis química que entraña su producción aunque durante bastante tiempo los consumí como única pieza neolítica de mi alimentación. También hay algunos autores paleo que los aconsejan en caso de deportistas. Recordemos que en el paleolítico no existía el deporte como tal, así que para conseguir ciertas metas es necesario una especie de pirateo de nuestro sistema.

-Omega-3: las cápsulas son baratas, fáciles de consumir y de encontrar. Las consumía para obtener una mejor relación omega-6:omega-3, pero había un detalle que se me pasaba por alto. Las grasas poliinsaturadas como esta, son muy inestables y se estropean con facilidad. La exposición a la luz o al calor puede dañarlas y que sea peor consumirlas que no hacerlo. Por eso el buen aceite de oliva viene en botes de cristal oscuro y se prensa en frío. La alternativa que tomé fue eliminar este complemento y consumir más pescado graso, eligiendo especies como el arenque o la sardina mejor que el atún, ya que este contiene altas cantidades de mercurio debido a su longevidad.

-Creatina: se considera el suplemento deportivo más seguro y se ha usado durante décadas. Mejora la fuerza y la resistencia, entre otros. Temporalmente provoca retención de líquidos debido a que transporta agua al músculo. Se suele tomar en periodos de no más de 8 semanas para evitar que el cuerpo se acostumbre. El mundo paleolítico acepta el consumo de creatina, en general, aunque únicamente para deportistas. Puede que en mi caso ganase fuerza, tamaño y mejores entrenamientos cuando la consumía, o puede que fuese un efecto placebo. Algo he notado, pero no puedo decirlo a ciencia cierta. He decidido no volver a usarla al menos durante un largo tiempo.

-Vitamina D: el problema con esta vitamina es que se obtiene principalmente por la exposición al sol, más que por su consumo en la dieta. Trabaja en conjunto con el calcio por lo que su deficiencia puede derivar en falta del mismo. Estamos tan asustados del sol que hoy en día casi no nos exponemos a él. En algunos lugares (Reino Unido) y sobre todo ciertos trabajos (oficinas) la exposición a la luz solar es muy reducida. En verano es suficiente con unos 10-20 minutos de sol en cara y manos. Por ello se recomienda un suplemento de esta vitamina aún con paleodieta. Es casi el único suplemento que todos los autores recomiendan encarecidamente. En mi caso tengo la suerte de, aún trabajando en Londres, estar en un restaurante que es completamente de cristal, así que no me preocupa. Además quien me conoce sabe que me gusta llevar cuanta menos ropa, mejor, lo cual ayuda.

¿Consumes algún suplemento? Cuenta, pregunta, comparte.

Imagen: http://www.weekendramblings.com/

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