lunes, 13 de enero de 2014

Primera ley de la termodinámica aplicada al metabolismo


Eso de "primera ley de la termodinámica" suena un poco complicado pero no lo es tanto. Si te digo que "la energía no se crea ni se destruye sino que se transforma", seguro que te resulta más sencillo. Dicho de otra manera, la energía no se puede inventar o traer de la nada, como tampoco puede desaparecer sin dejar rastro. 

Esto es lo que ha llevado al famoso equilibrio energético del que nos hablan cuando se dice que para perder peso hay que comer menos y hacer más ejercicio. Sería que si ingerimos menos de lo que gastamos (a través del ejercicio y de las propias funciones corporales), perderemos peso, y viceversa. El equilibrio energético sería, por tanto, cuando no hay ni déficit ni superávit, y la diferencia entre gasto e ingreso sería de 0 kCal.

Ahora supongo que resulta sencillo. Al menos, familiar. Matemáticamente sería:
· peso constante: calorías ingeridas = calorías gastadas
· incremento de peso: calorías ingeridas > calorías gastadas
· reducción de peso: calorías ingeridas < calorías gastadas
O también: calorías ingeridas - calorías gastadas = x, donde x son las calorías que iremos almacenando (o eliminando, si el resultado es negativo) en nuestro cuerpo en forma de tejidos, glucógeno, etc. Puede suponer ganancia de grasa, de músculo u otros según múltiples factores entre los que influye la dieta.

A pesar de lo simple que parece ya, quizás no lo es tanto. Un organismo está regido por la biología. Ciertamente las leyes físicas, químicas o matemáticas no escapan de ello, pero tampoco se aplican de una manera tan simple. Igual que un horno no se pone a 180ºC si no se espera (precalentamiento) tampoco un ser vivo funciona de manera lineal.

(Si no te interesa la física puedes saltarte el párrafo siguiente)

En física se (des)componen las fórmulas en sus ecuaciones de dimensiones hasta sus componentes básicas. De esta manera, la fuerza (F) es el producto de la masa (m) por aceleración (a). A su vez, la aceleración es el cociente de la velocidad (v) entre el tiempo (t). Finalmente, la velocidad se obtiene dividiendo espacio (s) entre tiempo (nuevamente, t). Así, combinando masa, espacio y tiempo, que son dimensiones fundamentales, podemos obtener una más compleja, que sería la fuerza. Como ejemplo, podemos hablar de la fuerza que ejerce una taza sobre una mesa si jugamos con su masa (digamos que es lo mismo que su peso) e incluimos la gravedad (que realmente es una aceleración). Al igual que en el caso del equilibrio energético, la taza no se mueve porque (aunque no nos parece intuitivo) la mesa ejerce otra fuerza sobre ella, igual pero de sentido contrario. No es ahí a donde quiero llegar, sin embargo, sino a ilustrar las variables que entran en juego para determinar una fuerza:
F = m·a = m·(v/t) = m·((s/t)/t)
Por tanto, podemos decir que F = m·((s/t)/t)

Cuando hablamos de calorías ingeridas hay varias cuestiones a tener en cuenta. Por ejemplo, la digestión de cada macronutriente (proteínas, carbohidratos, grasas, alcohol) implica un gasto energético en sí. Incluso cada tipo de grasa o de carbohidrato varía en este valor. Hagámoslo más o menos simple y digamos que:
kCal consumidas = (4 · g de hidratos de carbono) + (4 · g de proteína) + (7 · g de alcohol) + (9 · g de grasa) - (kCal invertidas en la digestión) + (kCal aportadas por la temperatura de los alimentos calientes)

Si nos fijamos en las calorías gastadas y partiendo del metabolismo basal (lo que el cuerpo gasta sólo por existir) aquí intervienen muchos más factores. Una tiroides hipoactiva lo ralentizará. El ejercicio que hagamos a lo largo del día nos puede hacer consumir más o menos. El tipo de ejercicio realizado hará que la demanda energética sea mayor o menor durante y después del mismo. La cantidad de músculo y de grasa que tengamos, así como nuestro peso, determinará también parte del gasto. El sexo influye, al igual que en el caso de una mujer es importante si está embarazada, ovulando, etc. El nivel de estrés también cuenta, así como la temperatura de los alimentos, ya que si están fríos debemos ponerlos a nuestra temperatura corporal. Digamos:
kCal gastadas = metabolismo basal + ejercicio + post-ejercicio + ...

Además, un organismo tan complejo como el nuestro tiene otros factores que pueden equilibrar la ecuación hacia un lado u otro. Un metabolismo y una psique sanos nos impulsarán a movernos más. Una enfermedad y/o un estado mental depresivo nos quitarán las ganas de hacer actividades. También influyen los gustos (personas deportistas), aficiones (amantes de la gastronomía), circunstancias familiares y laborales, etc. El sueño también puede promover estados hormonales más o menos favorables para el equilibrio energético. Al final, todo es cuestión de hormonas, que son las que dan las señales para todo, incluyendo las de "guarda esto" y "quema aquello". Un caso particular ocurre según la combinación de macronutrientes que nos pueden llevar a estados como el de cetosis, donde es ligeramente más difícil ganar peso (entre otras cosas porque la sensación de hambre funciona más eficientemente), o el de la dieta occidental, donde el alto consumo de carbohidratos nos hace consumir más y con más frecuencia (con lo cual es fácil acabar con un desequilibrio energético positivo).

El cuerpo, como vemos, es realmente complejo. Las simplificaciones como esta son sólo una burda aproximación. Pero es más burdo aquello de "está gordo porque come demasiado" o "está gorda porque no se mueve". Realmente la primera ley de la termodinámica es aplicable a los humanos, pero no es tan sencilla como llenar un vaso de agua y ver como aumenta su nivel. Podríamos decir que este vaso se mueve y el agua se derrama, su boca se agranda y reduce, alguna agua se evapora, e incluso alguna agua ni siquiera es agua. Aún así nos quedaríamos cortos con la comparación.

Un consejo final: cuando tengas hambre come comida de verdad, cuando no tengas hambre no comas, muévete, sé feliz y poco a poco todo estará equilibrado, incluyendo tu cintura. Y no te creas aquello de "come menos y muévete más" porque si lo haces forzándote acabarás con frustración y desandando cualquier beneficio obtenido. Deja que tu propio cuerpo te guíe.

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